martes, 28 de abril de 2009

jueves, 9 de abril de 2009

"Domingo de RESURRECCIÓN"



Cuando mis niños eran niños...



Cada Domingo de Pascua, en una canastita colocaba seis huevitos de Pascua. Eran pequeños, el dinero no alcanzaba para un huevo más importante. Ellos eran felices, con poquito.

Los despertaba esa mañana y junto al papá, recorríamos cada cama, los saludábamos con un beso y cada uno elegía su huevito. Eso sí, para evitar "protestas de niños" eran todos igualitos.

Por la tarde y a la hora del té, siempre una rosca con una chocolatada.

Los años pasaron y un día...Silvito internado -cómo tantos otros días-. Cada síndrome febril significaba una internación.

Semana Santa, en ese cuarto piso de la calle Juncal. Recuerdo la habitación como si fuera hoy y ayer intentamos rememorar, con sus hermanos, ese domingo de Resurrección.

Intentamos entre todos evocar e hilvanar ese tiempo, preguntamos al papá de mis hijos...algunos momentos de ese día están ausentes en todos, pero otros no.

Un inmenso Huevo de Pascua que escondimos en el placard de la habitación de Silvito y sin que él se diera cuenta. ¿Cómo lo entramos a la Clínica?, no recuerdo, pero como imaginarán "de contrabando".

Les hago una confesión y por favor, no la comenten. No es mi deseo que tome estado público, tampoco les estoy pidiendo que sean mis cómplices; es simple, guarden reserva de mis sucesivos "delitos".

Fui "especialista" en ingresar gaseosas, helados, facturas, pizzas, empanadas... Puedo escribir una novela.

Escribo y río, me hace feliz saber que mis acciones llevaban alguna gratificación a mi hijo enfermo. Tengo una duda, ¿fue un "delito" o una "contravención"?


Toda la familia en un pequeño cuarto, el pacientito, mi amado hijo, con suero y una, de las tantas, transfusiones de sangre.

Seguramente, pueden llegar a pensar ¡qué extraño, Susana con un estilo diferente!; siempre les dije que escribo tal lo que mi corazón me dice y mi corazón me dice que el dolor existe y existirá, pero que tenemos que aprender a rescatar segundos de alegría porque ellos nos fortalecen para continuar nuestro derrotero.

No sólamente el huevo, también la tradición familiar de la canastita con pequeños huevecillos, algunas gaseosas y sandwiches.

Sí, Silvito estaba enfermo, pero toda su familia a su lado y JUNTOS agradeciendo el misterio y el milagro de la RESURRECCIÓN.

Que el Milagro de la Resurrección y más allá de nuestras creencias religiosas, signifique en cada uno de nosotros el renacimiento a la luz, a la esperanza y aprendiendo, cada día de nuestros días, a convivir en paz y armonía.

Cuando lean y a la distancia, reciban mi abrazo fraterno y mi agradecimiento, siempre presente, a todos y cada uno de ustedes.
Los sentimientos no figuran en ningún mapa, gocen el Domingo de Pascua cerquita de vuestras familias y de vuestros afectos.

sábado, 4 de abril de 2009

SILVITO Y VIR



Silvio fue un hermano maravilloso. Nos decíamos "mellizos" pues cada año, por once días, teníamos la misma edad.
Cuando niños jugamos mucho, ¡también peleamos! como todos los hermanos. Jugábamos con barro, en Lanín 130, la casa de mis abuelos maternos, con hojas, con sus soldaditos..Compartimos una bici, roja, que casi siempre estaba bajo su mando. Cantamos, mucho. Cómo cantamos! sobre todo en los viajes (junto con Sú, la hermana número tres de los seis que siempre seremos) Canciones que aprendimos en el colegio, algún bolero, y hasta nos animamos a ser autores e intérpretes (“Hoy estrenamos Cerro Azul” fue el hit de un verano lejano en el que estrenamos nuestra casa en las sierras cordobesas).
En los veranos nadamos mucho. Cuando no, pasamos horas en la pileta compitiendo en mejores verticales o velocidad en llegar a lo más profundo. Y leímos. Aquellos libros de tapas amarillas y la colección (completa!) de Asterix y Obelix. También recuerdo un libro que adorábamos y que inspiraba proyectos increíbles de grandes campamentos y salidas de campo (enseñaba el libro a armar carpas, a hacer nudos, a encender fuego, a cocinar..) Las competencias del “uuuuuu” que debía empezar al ingresar al túnel de Libertador y jamás terminar hasta haber salido. Los domingos en Plaza del Libertador, las misas en Santa Adela, nuestra Primera Comunión...
Fuimos juntos a varias escuelas. Recuerdo mi sala de 5 años, su sala de 4 y ¡aquel día que se cayó del tobogán! O el día que la pileta del colegio Taborén se paralizó al ver a un enano que se había “fugado” de los profes y estaba a punto de tirarse del trampolín más alto…¡y si! ¡Era mi hermano! ¡Quién más! .También recuerdo sus primeros días en 1er grado del querido Armenio Argentina. Mi seño (yo estaba en 2do) me daba permiso de quedarme a su lado los minutos iniciales de cada jornada para evitar que llorara (que hermosa imagen los dos sentados en la misma sillita!) Como hubiera querido, hermano mío, permanecer toda mi vida a tu lado, compartiendo aquella sillita, cuidándote, protegiéndote.. Jamás olvidaré las clases de cerámica en Covunco, los fogones en Cerro Azul, los recitales, el espejito que me regalaste … ¿Algún día me explicarás el porqué de tu rechazo a las hebillas en el pelo? Cómo nos volviste locas a las hermanitas Seco!
Los recuerdos tristes, son inevitables. Preferiría no tenerlos. Jamás te quejaste hermano mío.
Intenté, hasta tus últimos días en esta vida terrenal, y a pesar de las distancias físicas que por momentos nos separaron, que supieras que te amaba con toda mi alma y que estaría allí, cada vez que me necesitaras.
Sé que estás con nosotros, todos los días, en todo momento. Sé que nos cuidás. Te siento en mi corazón y te veo cada día en Mati, que cada vez se parece más a vos..en Val, que guarda como un tesoro la remera que le regalaste (escrito de tus manos “SECO” en la etiqueta…seguro fue en alguna internación), o cuando los dos tocan la guitarra (tu guitarra!) que les obsequiaste antes de partir.
Leí hace poquito que cuando emprendamos nuestro viaje final, aquel hacia la vida eterna, hacia la armonía, hacia la belleza inexplicable, hacia la paz indescriptible, allí estarán los seres que amamos y que nos precedieron en el nacer a la vida verdadera…Y que allí estarán para recibirnos, tal los despedimos. Estoy segura que te veré y buscaré a mi hermano en esa última mirada, esa que me regalaste unas horas antes de morir. Jamás sabré con exactitud cuales fueron tus últimas palabras hacia mi, no pude entenderte pero no quise decírtelo. Seguro era tu despedida..que dulzura vi en tu rosotro. Hermano, ¡cómo te reté! No quería que me dejaras…
Te extraño tanto…pero vivo en la seguridad de que elegiste la fecha de tu partida, que nos reuniste a todos, que entendiste (y hasta perdonaste) a quienes no te entendieron, que le diste a mamá tu último abrazo, a quién más si no a ella!, que te fuiste en paz

Te amo hermano.

domingo, 22 de marzo de 2009

"A los compañeritos y compañeritas de Silvio"

El encuentro del pasado miércoles fue una conjunción de emociones y sentimientos que, sepan disculparme, no puedo narrar. Pensé que con el transcurrir de los días y si podía evocar el momento que compartimos, sería más fácil. No lo es.

Mientras viajaba a Buenos Aires a reunirme con ustedes, me hacía a mi misma un sinfin de preguntas y a decir verdad me tenía miedo A MI.

Tal vez les resulte extraño lo que les digo, pero fue así. Temor a desvensijarme, temor a paralizarme y no poder cruzar la puerta de entrada a la Escuela, temor a que me invadiera la tristeza y opacar vuestro reencuentro...

Silvito y sus cinco hermanos recorrieron sus aulas , jugaron en el patio, disfrutaron de un almuerzo en el comedor...

Les contaba a ustedes y vuelvo a relatar un recuerdo muy guardadito en mi corazón y en mi mente.

Cursaba Silvito su primer grado y me citan la maestra y la directora. La maestra les pregunta a todos, "¿cuál es la función del agente de tránsito?", Silvito responde "comerse un huevo frito". Cuaderno de comunicaciones y citarme, "algo le pasa a su hijo".En casa le pregunto el por qué de esa respuesta y me dice "son preguntas tontas". En su mente de niño a preguntas tontas, respuestas tontas.

Por ese tiempo, recuerdo una mañana de un día sábado, le pido que cruce hasta la verdulería a llevar un pedido.

Silvito siempre fue muy alérgico, una de sus alergias a la banana. En ese tiempo (años más tarde fue diferente) el médico me indicó le diera, apenitas, el equivalente a una cucharita de café de banana, era algo así como autoinmunizarlo; meses..., hasta llegar a una banana.

Ese sábado, él lleva el pedido a la verdulería y más tarde, yo pasaba y retiraba las frutas y verduras. Cuando ve el pedido, me pregunta "¿ y las bananas?", tanto, pero tanto insistió, que le repondo "está bien, pedí que preparen 100 kg. de bananas". Vuelve de la verdulería y el Sr. Verdulero me escribe en una notita, "Sra., ¿puede pasar cuánto antes por la verdulería?". Voy a la verdulería y el Sr. Verdulero me dice "no tengo 100 kg de bananas, apenas si llego a 20; pero el lunes le envío el resto". Saquen ustedes sus propias conclusiones...

Otro recuerdo, también de los seis añitos de Silvio. Intentaré describirlo y narrarlo lo más detallado posible. Entro al baño a ducharme (estaba embarazada de los mellizos), shampoo en el cabello y todo mi cuerpo con jabón. Silvito, casi gritando y llorando "mamá, quiero decirte algo". Le respondo, "esperá ya salgo, me estoy bañando". Insiste, "ahora mamá, ahora".

Traten de imaginar este cuadro, una señora con su voluminoso abdomen, cubierta con una bata, parada en la bañera y corriendo la cortina. "Entrá Silvito, ¿qué pasa?. Mirándome a los ojos y con sus ojitos cargados de angustia me dice "¿ por qué me mentís?". "No te entiendo -le digo- en qué te miento".

"¿Me llevás a la calesita? y me decís, mañana te llevo, hoy hay mucho viento y te puede hacer daño (sufría de bronquitis asmatiformes); ¿me comprás un helado? y me decís, mañana lo compramos, hoy tenés anginas". Yo respondo, "no te miento porque cuando no tenés asma, vas a la calesita y tenés tu helado cuando tu garganta está bien". "Sí mentís, mamá". Mientras mi mente buscaba el cómo explicarle de otra manera, Silvito me dice "no te das cuenta que el mañana no existe, cuando llega ya es hoy; sí, me mentís". Salió del baño y cerró la puerta, yo petrificada en el medio de la bañera.

Regreso al pasado más cercano, el momento que pasamos juntos sigue siendo muy difícil de narrar; pero les reitero lo que les escribí en el mail, los viví muy transparentes y me sentí muy cuidada y protegida por cada uno de ustedes. En algún momento llegué a sentirlos un poquito hijos míos. No tengo dudas que Silvito, sonriendo tiernamente, nos acompañó como me acompaña en cada día de mis días.

En mi mente, Silvito dejó un mensaje para ustedes "mamá, deciles a los chicos que te mimaron como yo lo hubiera hecho y cuando Diego te abrazaba, los dos juntos te estábamos abrazando".




Mónica (juglar del reencuentro ¡gracias!), Diego, Daniel, Juan y María Paula; les regalo una tímida poesía. Sé que la compartirán con los compañeritos y compañeritas que no pudieron estar y con todas aquellas personas que siguen este blog.

Comunicándonos;
es el puente que juntos construiremos
por un mañana de sol y de lluvia.

Comunicándonos,
el sol iluminará nuestros caminos y
la lluvia nos nutrirá para seguir creciendo.
Comunicándonos;
sembraremos día a día
la huerta y el jardín de nuestros afectos.
Comunicándonos, cosecharemos
una sonrisa y una lágrima;
una tristeza y una alegría.

Comunicándonos,
con nosotros mismos y entre nosotros,
cantaremos juntos y desde el recuerdo de ese día,
UN CANTO A LA VIDA.


domingo, 15 de marzo de 2009

"Carta a mi hijo"


Pilar, 15 de marzo de 2009

Amado hijo:

Sé que tú sabes lo que te escribiré, pero quiero compartirlo con las mil personas que ingresaron a tu blog.
Hoy, en una tarde fresca, casi otoñal, y luego de una siestita (tu mamá, como siempre, con frío) miro el contador y veo el número 1000.
Tus cinco hermanos... Beatriz estaba al lado mío; a Sú y Seb los llamé por teléfono; a Juan, también, pero atendió el contestador; Vir, quien tanto me ayudó y seguirá ayudando con el blog, me contaba hace un ratito que en un momento vio 998 personas y no quiso mirar más. Se dijo así misma, "cuando llegue a mil, mamá me llama para contármelo". Y así fue.
Como dijo el poeta, "sonrío en mi tristeza y lloro de alegría".
Vienen a mi memoria tantos recuerdos...Y esos recuerdos fluyen en mi mente tan rápidamente que me veo imposibilitada de escribir uno. Despacito los iremos recordando.
Juntos supimos compartir tantos sueños y proyectos, uno de ellos la creación de la Fundación cuyo objetivo era y es mitigar el dolor de quienes solos y en soledad padecen tu misma enfermedad. No sé cuándo, pero lo lograremos y tú serás el angelito que guíe nuestros pasos.
Te cuento algo bonito, estamos invitados el miércoles 18 a la querida escuela Armenio Argentina. Nos encontraremos con tus compañeritos y compañeritas de la escuela primaria. Vir logró comunicarse con ellos ..tus compañeros de la infancia te tienen en sus corazones y eso me hace muy feliz!
Tal vez llame la atención mi primer persona del plural. Así debe ser, porque iremos juntos. Siempre estás a mi lado. Lo sé, así lo siento cada día de mi vida.
Hijito, ese día, quiero verte como aquella primera vez luego de tu partida. Que tus alitas, tan llenas de luz, y tu inmaculada ropa blanca me cobijen, me sostengan, me abracen...
Te amé, te amo y te amaré. Un beso infinito.

Mamá

viernes, 6 de marzo de 2009

"MI HIJO VIVE" (3)

Allá por febrero del año 2000, Silvito ya había cursado varias enfermedades oportunistas. No es éste el momento de escribirlas. Prontito lo haré.

Quiero detenerme unos instantes en la "demencia por VIH", progresiva y sin retorno. Me decían los profesionales, es como un "viejito"; tal vez acudían a su mente recuerdos de su infancia pero en el presente su falta de concentración era evidente. Sus movimientos lentos, su habla confusa; el día era la noche y la noche era el día. Pasaba de la depresión a la gran crisis de irritabilidad. Internaciones psiquiátricas y un chaleco farmacológico de drogas.

Quería leer y no podía, quería dibujar y no podía, quería tocar la guitarra y no podía. Tantos "no podía".

Se me ocurrió organizarle por escrito el día a día y luego lo conversábamos. Le decía "cuando puedas y tengas ganas, leé lo que mamá te escribió", el "cuando puedas y tengas ganas" significaba "cuando te puedas concentrar".

Ya les contaré cómo comenzamos ese largo proceso..., el tiempo fue transcurriendo y un día pudo escribir.
El texto siguiente es copia textual de uno de los cuadernos en los que Silvito escribía sus actividades y rutinas.

"Entre las seis y las seis y media de la tarde observe el roble. Esta hermoso con esa copa frondosa que da una sombra barbara.
Cuando pasaba caminando desde el fondo hacia el frente el sol parecia saludarme a traves de las ramas como si fueran flayes fotograficos que era el paso de la luz a la sombra de la sombra a la luz y asi susesibamente.


No vi pajaros. Le pedia a Dios que me mostrara uno para poder regalarle esa imagen a mi madre. En cambio me mostro un nido de ornero quizas se una señal de que podre ver muchos mas pajaros que estan por nacer y que aprenderan a volar y podre describirle esas aves a mi madre. No los vi pero si pude oirlos.



Mas tarde obstinado volvi a obserbar el Roble tenia que ver un pajaro si o si le volvi a pedir a Dios "Dios por favor te pido que uno de ellos se pose sobre una rama del roble" "para poder descrivirselo a mi madre como regalo"



Y vi un pajaro no sobre el arbol sino en nuestro terreno; un momento despues otro paso volando sobre la copa y finalmente un hornero triunfalmente se sento en una rama del roble. Me aserque despasito para observarlo bien me parece que era un hornero finalmente emprendio vuelo hacia el horisonte.


Pta: 1) El roble esta lleno de bellotas

2) El pajaro se poso en el roble a las 18,54 hs"



Cada día miro el roble y cada día recuerdo las palabras de Silvito.

Es un árbol de más de cien años y en primavera y verano es una galería natural.

Bajo su sombra la familia conversa, comparte una rica comida, algún mate, agua fresquita del pozo. La casa recupera un espacio de convivencia.

Hoy sus hojas se están tornando amarillentas, el otoño se acerca.

El milagro de un árbol, nuestro anciano roble. En primavera y verano cubre la casa con sus hojas, nos aisla del sol y del calor. En otoño e invierno sus hojas caen y el sol abriga la casa.

Silvito amaba la naturaleza, no permitía que una colilla de cigarrillo quedara en el jardín; no quería que se cortara una flor, "mamá la cortás para ponerla en algún recipiente y estás apresurando su muerte, dejala en la planta, vivirá mucho más". En presencia de mi hijo no se podía colocar ningún químico para hormigas y otros insectos.

"El hornero se posó un instante en la rama del roble"; cada uno de nosotros, por un instante de tiempo está aquí. Después emprendemos vuelo.

En estos momentos, mientras escribo, imagino que Silvito bajó a una nube y está jugando con el hornero.

Me mira y me sonríe y me dice "madreselva (así me llamaba él) cuando llegue tu día, volveré a la nube y tomados de la mano te acompañaré hacia la eternidad".

domingo, 22 de febrero de 2009

"MI HIJO VIVE" (2)

Allá por el otoño del 2001, comencé a intentar el libro. Años de pensamientos y escribir palabras sueltas. Sentimientos y algunas poesías; emociones y párrafos inconclusos...


Caminar sobre tierra recién bañada por lluvias torrenciales, caerme y volverme a levantar.

Transitar caminos con ripios y piedras, caerme y volverme a levantar.


Murallas inabordables y selvas asfixiantes y agobiantes...


El misterio de la mente..., también fueron años de esperanza. Esperanza en la ciencia, en vacunas, en medicación nueva. Esperanza en nuevas oportunidades que da la vida.


Nunca decirme, ¿por qué a él? o ¿por qué a mí?. Cuando nos dicen "Dios no da a nadie una cruz que no pueda cargar"; doy fe, es cierto.

En junio de 1990 nació Matías, mi primer nieto, el primer sobrino de mis hijos.

Con Silvito, ya sabíamos que era VIH positivo. Mi hijo me pidió reserva de su enfermedad, él mismo quería encontrar la manera de decírselo a sus hermanos.

Vir llega a casa con su bebé en brazos y lo acuesta en el moisés. Silvito, en el living.

"Mamá -me dice mi hijo- decile a Vir de mi enfermedad, no quiero tener al bebé en brazos y no quiero besar su frente, tengo miedo a contagiarlo."

Conocíamos en qué circunstancias se podía producir el contagio pero a Silvito nunca lo abandonó ese temor, fue permanente en su vida.

Fui a la habitación y hablé con mi hija. Ella tomó a su hijito, fue hasta el living y besó a su hermano y puso a Mati en brazos de su tío. Ese día Silvito habló con sus hermanos y les contó su enfermedad.

En ese tiempo pasado, Vir tenía 22 años, Silvito 21, Su 19, Juan y Seb (los melli) 14 y Be, 11 añitos. En mis recuerdos ese tiempo pasado es siempre presente y lo vivo con la misma alegría. Silvito pudo decírselo a sus hermanos y todos pudieron fundirse en un abrazo. Yo los observaba, luego fui parte de ese abrazo y mutuamente secamos nuestras lágrimas.

Matías, hoy tiene 18 años y el 1 de diciembre de 2008 nos regaló y se regaló...

"En memoria de Silvito Seco"

viernes, 20 de febrero de 2009

"Canto a la Vida I"

(mayo de 2001)
Anoche me quedé dormida...profundamente
y
hoy desperté, afortunadamente.

Le debo a la Vida, permitirme
vivirla día a día.

Le debo a la Vida permitirme
edificarla cada día.
Un ladrillo y otro después.

Le debo a la Vida poder sentir...
Frío y calor;
viento y lluvia.

Le debo a la Vida poderme sentir...
inmensamente pequeñita
en la altura de la montaña y
jugando con las olas en el mar.


Le debo a la Vida.
El agua fresca del verano y
una sopa caliente en el invierno.


Le debo a la Vida, mi familia.
Mis padres, mis hijos, mis nietos.


Le debo a la VIDA:
la VIDA de un hijo.


Porque hoy duerme y despierta y
porque hoy se alimenta y
porque hoy ríe.


Le debo a la Vida
poder escribir.
Mis poesías son el puente
que permitirán que mi libro vea la luz.


Mi libro es experiencia vivida.


Son muchos los años y ruego a Dios, cada día,
simplemente continuar.


Por mi HIJO y por otros padres e hijos.
...

(febrero de 2009)

Le debo a la Vida y
a ustedes, lectores de mis sentimientos,
vuestro aliento y caricias al espíritu.

Le debo a la Vida, vuestras palabras...
comprensivas y alentadoras,
participativas y emotivas.
Todas, colmadas de afecto y amor.

Decirles GRACIAS,
no alcanza, es mezquino.


No encuentro la palabra precisa y exacta.
...

"¡Intelijencia, dame
el nombre exacto de las cosas!
...Que mi palabra sea
la cosa misma
creada por mi alma nuevamente.
...
¡Intelijencia, dame
el nombre exacto, y tuyo,
y suyo, y mío, de las cosas!"
(Juan R. Jiménez)


Sigo sin encontrar
la palabra exacta y precisa.

Gracias.
Sepan disculparme.

domingo, 15 de febrero de 2009

"MI HIJO VIVE" (1)

En alguna oportunidad comentaré regalos que me hizo desde su amor al arte; dibujos, poesías...



A Silvito no le gustaba que le tomaran fotos.

Ese día fue distinto, su mayor deseo era tener juntos a sus cinco hermanos y sus dos sobrinos y esperó ese día; seguramente ya estaba preparando sus valijas "y cuando llegue el día del último viaje, me encontrareis a bordo, ligero de equipaje, casi desnudo como los hijos de la mar".


Nos dejó su sonrisa y su mirada y esos ojitos nos siguen diciendo, ahora tengo paz. Ustedes estén en paz.

Esta fotografía fue tomada el 14 de enero de 2005; habiendo cumplido su deseo, el 17 de enero y "casi desnudo como los hijos de la mar" embarcó, comenzó el vuelo y llegó a destino.

Pobres los enfermos de ausencia de esperanza,
Qué nombre tiene la enfermedad de quienes han perdido la fe,
Cuál es el nombre qué reciben aquéllos, que no pueden brindar amor y no se permiten recibirlo.

martes, 10 de febrero de 2009

"MI HIJO VIVE"

Mi nombre es Susana e intento, a través de una tecnología, que por cierto desconozco, poder acercarme a familias y madres que estén viviendo o hayan vivido experiencias similares a las mías.

Sin omnipotencia y con humildad, también es mi deseo, llegar a las familias para que puedan ayudar a sus hijos y ayudarse, para no vivir lo que yo viví.

Me gustaría acompañar estas palabras con algunas fotos, no sé cómo hacerlo; lentamente iré aprendiendo.

Este blogg lleva el nombre de mi hijo; para mí SIEMPRE será Silvito; el pasado 8 de enero hubiera cumplido 40 años; desde el 17 de enero del año 2005, Silvito descansa en paz al lado de Nuestro Señor.

Mi hijo, desde muy pequeño, tuvo un comportamiento "diferente". Pasaba largo tiempo mirando la hojita de un árbol que la brisa agitaba. Miraba el cielo y sus ojitos, color verde, parecían hablarle. ¿Cuál habrá sido ese diálogo? No lo supe en su momento y no lo sabré. Aunque, a veces, creo intuirlo, es una percepción cálida, amigable y amorosa.

No sé si alguien leerá estas palabras, me resulta muy difícil realizar una rápida síntesis de todo lo que deseo podamos compartir.

A los 8 años tuvo su primer psicodiagnóstico, a los 17 su primera internación psiquiátrica y a los 21 me dijo "mamá, puedo estar enfermo de sida".

Hace años, varios, comencé a escribir un libro "Mi hijo tiene SIDA", a decir verdad, no quería terminarlo, seguir escribiendo era como "mi hijo sigue vivo".
Hoy sé que debo cambiarle el nombre.
Si escribo "Mi hijo tuvo SIDA" se puede interpretar, que la enfermedad estuvo, pasó y él sanó. Para el VIH-SIDA no hay cura, no hay vacunas. Sólo exite medicación que permite llevar una mejor calidad de vida, siempre y cuando el tratamiento se haga y la detección haya sido lo más prematura posible. Siempre les digo a mis alumnos la única vacuna es la PREVENCIÓN.
Otra posibilidad "Mi hijo tenía SIDA...".
No tengo por qué tomar esta decisión ahora, tal vez, ni siquiera lo publique.
"Mi hijo vive" en mi corazón, desde mis recuerdos y con todo el amor que sólo una madre puede entender.
"Mi hijo vive" en el corazón de cada uno de sus cinco hermanos, de su padre, de sus dos sobrinos y de su abuela, mi madre.
"Mi hijo vive" desde el recuerdo de todas aquellas personas y que por distintas circunstancias lo conocieron.
"MI HIJO VIVE EN LA VIDA ETERNA"
Sé y soy conciente que hoy he comenzado a transitar un camino que desconozco dónde me lleva y cuándo termina.
"Hijito mío, intercede ante Dios, Nuestro Señor, para que ilumine mis pasos y me dé la fortaleza suficiente para continuar".