martes, 29 de septiembre de 2015

Hijo amado:

Te hago llegar a la nube en la que juegas algunas noticias...

Desconozco por qué te escribo...si desde el lugar en el que estás todito lo sabes.

Tus hermanos (con sus más y sus menos) están bien.

Juan y Seb, cada uno de ellos con sus emprendimientos.

Sú continúa con "El Gringo, Gastronomía Artesanal" y Vir con "El Pedagogo del Mundo"

Be está trabajando en un Hotel de una cadena Internacional y no lo menciono porque no corresponde, en este espacio, NUESTRO ESPACIO, hacer publicidad.

Mati finalizando sus estudios en Ciencias Políticas y Tin, el año próximo, a comenzar con Arquitectura.

¿Tu mamá? Ya lo sabes mi amor...no es mi deseo entrar en más detalles.

Pensar...que en algunas horitas más cumplo 68 años...

Me preguntaron tus hermanos cómo quería celebrar y les respondí que no era mi deseo celebrar.

¿Sabes por qué? Sí...lo sabes, no es mi deseo entrar en más detalles.

Si supieras el gozo infinito que siento al escribirte desde mi terrenal espacio.

Sí...lo sé. Lo sabes.

Algunos días me sucede que deseo no despertar y hablo de mi sueño terrenal y fisiológico...

En esos sueños TE ENCUENTRO, TE VEO...

En esos sueños ENCUENTRO Y VEO A TU PAPÁ...

En esos sueños ENCUENTRO Y VEO A LA ABUELA NILDA Y AL ABUELO YELE, mis padres.

Amado hijo...mi amor de siempre y lo sabes y, también, sé de tu amor hacia mi.

viernes, 18 de septiembre de 2015

AMADOS HIJOS


Intento dejarles algo...

Es casi nada.

Palabras hilvanadas…
Algunos versos…escasa poesía.

Sentimientos…

Les pido perdón por no haber sido
Y no ser la mamá soñada e idealizada.

No encontré el manual para ser mejor mamá.
Recorrí librerías y nunca había sido editado.

Busqué bajo las hojas del otoño...no encontré nada.
En los leños del invierno...nada.

En florecitas de la primavera...nada.
En el ardiente sol del verano...nada.

Nada en la lluvia.
Nada en la sequía.

NADA.

Tal vez, y sólo tal vez...

 La respuesta…

¿En el infinito universo o
En la profundidad de algún océano?

¿En la nube traviesa y escurridiza o
en la montaña con rumbo incierto?

Tal vez, y sólo tal vez…

Encendí una antorcha y
Recorrí montes y selvas.

Me cubrí con una manta y
Caminé noches de invierno.

Lo intenté…continúo intentando y
Así continuaré…

TODO MI AMOR…AMADOS HIJOS.

© Susana B. Biassoni

Pilar, 24/01/2012
22:27 hs.


Amado hijo: 

Escribí estas palabras, hace un tiempo ya, pensando en tus hermanos y las estoy publicando y siento que debo compartirlas contigo.

Tal vez, sólo Dios lo sabe, está muy cerquita nuestro ansiado reencuentro.

Todo lo ves y todo lo sabes...

¿Te acuerdas cuando nos acompañaste al programa de radio en Radio Difusora América?

Hace poquito comencé un programa similar en otra radio; su nombre "Tertulia" (igual que el Grupo en mi Fb)

"Comunicándonos, un canto a la VIDA" y desde hace escaso tiempo es una Comunidad y hoy publiqué aquella carta que te envié al Eterno Infinito, mes de marzo de 2009. No me fue fácil...la emoción me invadía,,,los sentimientos a flor de piel.

Miro el roble y te veo...un nido de hornero y te veo...el jardincito y te veo.

Nuestro último abrazo...

Disculpas no fue nuestro último abrazo...vendrán otros, muchos otros.

Se me dificulta continuar escribiéndote...tímidamente las lágrimas quieren aparecer.

¡¡¡Cuánto tiempo...!!! siempre te nombro como el hijo que está jugando entre las nubes.

¿Pudiste abrazar a los abuelos? ¿Pudiste abrazar a tu papá? Estoy segura que sí.

Mi amor seguiré escribiéndote y enviándote mis cartas al Eterno Infinito.

Muchos besos...infinitos besos. Muchos abrazos...eternos abrazos.

Mamá.

martes, 28 de abril de 2009

jueves, 9 de abril de 2009

"Domingo de RESURRECCIÓN"



Cuando mis niños eran niños...



Cada Domingo de Pascua, en una canastita colocaba seis huevitos de Pascua. Eran pequeños, el dinero no alcanzaba para un huevo más importante. Ellos eran felices, con poquito.

Los despertaba esa mañana y junto al papá, recorríamos cada cama, los saludábamos con un beso y cada uno elegía su huevito. Eso sí, para evitar "protestas de niños" eran todos igualitos.

Por la tarde y a la hora del té, siempre una rosca con una chocolatada.

Los años pasaron y un día...Silvito internado -cómo tantos otros días-. Cada síndrome febril significaba una internación.

Semana Santa, en ese cuarto piso de la calle Juncal. Recuerdo la habitación como si fuera hoy y ayer intentamos rememorar, con sus hermanos, ese domingo de Resurrección.

Intentamos entre todos evocar e hilvanar ese tiempo, preguntamos al papá de mis hijos...algunos momentos de ese día están ausentes en todos, pero otros no.

Un inmenso Huevo de Pascua que escondimos en el placard de la habitación de Silvito y sin que él se diera cuenta. ¿Cómo lo entramos a la Clínica?, no recuerdo, pero como imaginarán "de contrabando".

Les hago una confesión y por favor, no la comenten. No es mi deseo que tome estado público, tampoco les estoy pidiendo que sean mis cómplices; es simple, guarden reserva de mis sucesivos "delitos".

Fui "especialista" en ingresar gaseosas, helados, facturas, pizzas, empanadas... Puedo escribir una novela.

Escribo y río, me hace feliz saber que mis acciones llevaban alguna gratificación a mi hijo enfermo. Tengo una duda, ¿fue un "delito" o una "contravención"?


Toda la familia en un pequeño cuarto, el pacientito, mi amado hijo, con suero y una, de las tantas, transfusiones de sangre.

Seguramente, pueden llegar a pensar ¡qué extraño, Susana con un estilo diferente!; siempre les dije que escribo tal lo que mi corazón me dice y mi corazón me dice que el dolor existe y existirá, pero que tenemos que aprender a rescatar segundos de alegría porque ellos nos fortalecen para continuar nuestro derrotero.

No sólamente el huevo, también la tradición familiar de la canastita con pequeños huevecillos, algunas gaseosas y sandwiches.

Sí, Silvito estaba enfermo, pero toda su familia a su lado y JUNTOS agradeciendo el misterio y el milagro de la RESURRECCIÓN.

Que el Milagro de la Resurrección y más allá de nuestras creencias religiosas, signifique en cada uno de nosotros el renacimiento a la luz, a la esperanza y aprendiendo, cada día de nuestros días, a convivir en paz y armonía.

Cuando lean y a la distancia, reciban mi abrazo fraterno y mi agradecimiento, siempre presente, a todos y cada uno de ustedes.
Los sentimientos no figuran en ningún mapa, gocen el Domingo de Pascua cerquita de vuestras familias y de vuestros afectos.

sábado, 4 de abril de 2009

SILVITO Y VIR



Silvio fue un hermano maravilloso. Nos decíamos "mellizos" pues cada año, por once días, teníamos la misma edad.
Cuando niños jugamos mucho, ¡también peleamos! como todos los hermanos. Jugábamos con barro, en Lanín 130, la casa de mis abuelos maternos, con hojas, con sus soldaditos..Compartimos una bici, roja, que casi siempre estaba bajo su mando. Cantamos, mucho. Cómo cantamos! sobre todo en los viajes (junto con Sú, la hermana número tres de los seis que siempre seremos) Canciones que aprendimos en el colegio, algún bolero, y hasta nos animamos a ser autores e intérpretes (“Hoy estrenamos Cerro Azul” fue el hit de un verano lejano en el que estrenamos nuestra casa en las sierras cordobesas).
En los veranos nadamos mucho. Cuando no, pasamos horas en la pileta compitiendo en mejores verticales o velocidad en llegar a lo más profundo. Y leímos. Aquellos libros de tapas amarillas y la colección (completa!) de Asterix y Obelix. También recuerdo un libro que adorábamos y que inspiraba proyectos increíbles de grandes campamentos y salidas de campo (enseñaba el libro a armar carpas, a hacer nudos, a encender fuego, a cocinar..) Las competencias del “uuuuuu” que debía empezar al ingresar al túnel de Libertador y jamás terminar hasta haber salido. Los domingos en Plaza del Libertador, las misas en Santa Adela, nuestra Primera Comunión...
Fuimos juntos a varias escuelas. Recuerdo mi sala de 5 años, su sala de 4 y ¡aquel día que se cayó del tobogán! O el día que la pileta del colegio Taborén se paralizó al ver a un enano que se había “fugado” de los profes y estaba a punto de tirarse del trampolín más alto…¡y si! ¡Era mi hermano! ¡Quién más! .También recuerdo sus primeros días en 1er grado del querido Armenio Argentina. Mi seño (yo estaba en 2do) me daba permiso de quedarme a su lado los minutos iniciales de cada jornada para evitar que llorara (que hermosa imagen los dos sentados en la misma sillita!) Como hubiera querido, hermano mío, permanecer toda mi vida a tu lado, compartiendo aquella sillita, cuidándote, protegiéndote.. Jamás olvidaré las clases de cerámica en Covunco, los fogones en Cerro Azul, los recitales, el espejito que me regalaste … ¿Algún día me explicarás el porqué de tu rechazo a las hebillas en el pelo? Cómo nos volviste locas a las hermanitas Seco!
Los recuerdos tristes, son inevitables. Preferiría no tenerlos. Jamás te quejaste hermano mío.
Intenté, hasta tus últimos días en esta vida terrenal, y a pesar de las distancias físicas que por momentos nos separaron, que supieras que te amaba con toda mi alma y que estaría allí, cada vez que me necesitaras.
Sé que estás con nosotros, todos los días, en todo momento. Sé que nos cuidás. Te siento en mi corazón y te veo cada día en Mati, que cada vez se parece más a vos..en Val, que guarda como un tesoro la remera que le regalaste (escrito de tus manos “SECO” en la etiqueta…seguro fue en alguna internación), o cuando los dos tocan la guitarra (tu guitarra!) que les obsequiaste antes de partir.
Leí hace poquito que cuando emprendamos nuestro viaje final, aquel hacia la vida eterna, hacia la armonía, hacia la belleza inexplicable, hacia la paz indescriptible, allí estarán los seres que amamos y que nos precedieron en el nacer a la vida verdadera…Y que allí estarán para recibirnos, tal los despedimos. Estoy segura que te veré y buscaré a mi hermano en esa última mirada, esa que me regalaste unas horas antes de morir. Jamás sabré con exactitud cuales fueron tus últimas palabras hacia mi, no pude entenderte pero no quise decírtelo. Seguro era tu despedida..que dulzura vi en tu rosotro. Hermano, ¡cómo te reté! No quería que me dejaras…
Te extraño tanto…pero vivo en la seguridad de que elegiste la fecha de tu partida, que nos reuniste a todos, que entendiste (y hasta perdonaste) a quienes no te entendieron, que le diste a mamá tu último abrazo, a quién más si no a ella!, que te fuiste en paz

Te amo hermano.

domingo, 22 de marzo de 2009

"A los compañeritos y compañeritas de Silvio"

El encuentro del pasado miércoles fue una conjunción de emociones y sentimientos que, sepan disculparme, no puedo narrar. Pensé que con el transcurrir de los días y si podía evocar el momento que compartimos, sería más fácil. No lo es.

Mientras viajaba a Buenos Aires a reunirme con ustedes, me hacía a mi misma un sinfin de preguntas y a decir verdad me tenía miedo A MI.

Tal vez les resulte extraño lo que les digo, pero fue así. Temor a desvensijarme, temor a paralizarme y no poder cruzar la puerta de entrada a la Escuela, temor a que me invadiera la tristeza y opacar vuestro reencuentro...

Silvito y sus cinco hermanos recorrieron sus aulas , jugaron en el patio, disfrutaron de un almuerzo en el comedor...

Les contaba a ustedes y vuelvo a relatar un recuerdo muy guardadito en mi corazón y en mi mente.

Cursaba Silvito su primer grado y me citan la maestra y la directora. La maestra les pregunta a todos, "¿cuál es la función del agente de tránsito?", Silvito responde "comerse un huevo frito". Cuaderno de comunicaciones y citarme, "algo le pasa a su hijo".En casa le pregunto el por qué de esa respuesta y me dice "son preguntas tontas". En su mente de niño a preguntas tontas, respuestas tontas.

Por ese tiempo, recuerdo una mañana de un día sábado, le pido que cruce hasta la verdulería a llevar un pedido.

Silvito siempre fue muy alérgico, una de sus alergias a la banana. En ese tiempo (años más tarde fue diferente) el médico me indicó le diera, apenitas, el equivalente a una cucharita de café de banana, era algo así como autoinmunizarlo; meses..., hasta llegar a una banana.

Ese sábado, él lleva el pedido a la verdulería y más tarde, yo pasaba y retiraba las frutas y verduras. Cuando ve el pedido, me pregunta "¿ y las bananas?", tanto, pero tanto insistió, que le repondo "está bien, pedí que preparen 100 kg. de bananas". Vuelve de la verdulería y el Sr. Verdulero me escribe en una notita, "Sra., ¿puede pasar cuánto antes por la verdulería?". Voy a la verdulería y el Sr. Verdulero me dice "no tengo 100 kg de bananas, apenas si llego a 20; pero el lunes le envío el resto". Saquen ustedes sus propias conclusiones...

Otro recuerdo, también de los seis añitos de Silvio. Intentaré describirlo y narrarlo lo más detallado posible. Entro al baño a ducharme (estaba embarazada de los mellizos), shampoo en el cabello y todo mi cuerpo con jabón. Silvito, casi gritando y llorando "mamá, quiero decirte algo". Le respondo, "esperá ya salgo, me estoy bañando". Insiste, "ahora mamá, ahora".

Traten de imaginar este cuadro, una señora con su voluminoso abdomen, cubierta con una bata, parada en la bañera y corriendo la cortina. "Entrá Silvito, ¿qué pasa?. Mirándome a los ojos y con sus ojitos cargados de angustia me dice "¿ por qué me mentís?". "No te entiendo -le digo- en qué te miento".

"¿Me llevás a la calesita? y me decís, mañana te llevo, hoy hay mucho viento y te puede hacer daño (sufría de bronquitis asmatiformes); ¿me comprás un helado? y me decís, mañana lo compramos, hoy tenés anginas". Yo respondo, "no te miento porque cuando no tenés asma, vas a la calesita y tenés tu helado cuando tu garganta está bien". "Sí mentís, mamá". Mientras mi mente buscaba el cómo explicarle de otra manera, Silvito me dice "no te das cuenta que el mañana no existe, cuando llega ya es hoy; sí, me mentís". Salió del baño y cerró la puerta, yo petrificada en el medio de la bañera.

Regreso al pasado más cercano, el momento que pasamos juntos sigue siendo muy difícil de narrar; pero les reitero lo que les escribí en el mail, los viví muy transparentes y me sentí muy cuidada y protegida por cada uno de ustedes. En algún momento llegué a sentirlos un poquito hijos míos. No tengo dudas que Silvito, sonriendo tiernamente, nos acompañó como me acompaña en cada día de mis días.

En mi mente, Silvito dejó un mensaje para ustedes "mamá, deciles a los chicos que te mimaron como yo lo hubiera hecho y cuando Diego te abrazaba, los dos juntos te estábamos abrazando".




Mónica (juglar del reencuentro ¡gracias!), Diego, Daniel, Juan y María Paula; les regalo una tímida poesía. Sé que la compartirán con los compañeritos y compañeritas que no pudieron estar y con todas aquellas personas que siguen este blog.

Comunicándonos;
es el puente que juntos construiremos
por un mañana de sol y de lluvia.

Comunicándonos,
el sol iluminará nuestros caminos y
la lluvia nos nutrirá para seguir creciendo.
Comunicándonos;
sembraremos día a día
la huerta y el jardín de nuestros afectos.
Comunicándonos, cosecharemos
una sonrisa y una lágrima;
una tristeza y una alegría.

Comunicándonos,
con nosotros mismos y entre nosotros,
cantaremos juntos y desde el recuerdo de ese día,
UN CANTO A LA VIDA.


domingo, 15 de marzo de 2009

"Carta a mi hijo"


Pilar, 15 de marzo de 2009

Amado hijo:

Sé que tú sabes lo que te escribiré, pero quiero compartirlo con las mil personas que ingresaron a tu blog.
Hoy, en una tarde fresca, casi otoñal, y luego de una siestita (tu mamá, como siempre, con frío) miro el contador y veo el número 1000.
Tus cinco hermanos... Beatriz estaba al lado mío; a Sú y Seb los llamé por teléfono; a Juan, también, pero atendió el contestador; Vir, quien tanto me ayudó y seguirá ayudando con el blog, me contaba hace un ratito que en un momento vio 998 personas y no quiso mirar más. Se dijo así misma, "cuando llegue a mil, mamá me llama para contármelo". Y así fue.
Como dijo el poeta, "sonrío en mi tristeza y lloro de alegría".
Vienen a mi memoria tantos recuerdos...Y esos recuerdos fluyen en mi mente tan rápidamente que me veo imposibilitada de escribir uno. Despacito los iremos recordando.
Juntos supimos compartir tantos sueños y proyectos, uno de ellos la creación de la Fundación cuyo objetivo era y es mitigar el dolor de quienes solos y en soledad padecen tu misma enfermedad. No sé cuándo, pero lo lograremos y tú serás el angelito que guíe nuestros pasos.
Te cuento algo bonito, estamos invitados el miércoles 18 a la querida escuela Armenio Argentina. Nos encontraremos con tus compañeritos y compañeritas de la escuela primaria. Vir logró comunicarse con ellos ..tus compañeros de la infancia te tienen en sus corazones y eso me hace muy feliz!
Tal vez llame la atención mi primer persona del plural. Así debe ser, porque iremos juntos. Siempre estás a mi lado. Lo sé, así lo siento cada día de mi vida.
Hijito, ese día, quiero verte como aquella primera vez luego de tu partida. Que tus alitas, tan llenas de luz, y tu inmaculada ropa blanca me cobijen, me sostengan, me abracen...
Te amé, te amo y te amaré. Un beso infinito.

Mamá