domingo, 22 de marzo de 2009

"A los compañeritos y compañeritas de Silvio"

El encuentro del pasado miércoles fue una conjunción de emociones y sentimientos que, sepan disculparme, no puedo narrar. Pensé que con el transcurrir de los días y si podía evocar el momento que compartimos, sería más fácil. No lo es.

Mientras viajaba a Buenos Aires a reunirme con ustedes, me hacía a mi misma un sinfin de preguntas y a decir verdad me tenía miedo A MI.

Tal vez les resulte extraño lo que les digo, pero fue así. Temor a desvensijarme, temor a paralizarme y no poder cruzar la puerta de entrada a la Escuela, temor a que me invadiera la tristeza y opacar vuestro reencuentro...

Silvito y sus cinco hermanos recorrieron sus aulas , jugaron en el patio, disfrutaron de un almuerzo en el comedor...

Les contaba a ustedes y vuelvo a relatar un recuerdo muy guardadito en mi corazón y en mi mente.

Cursaba Silvito su primer grado y me citan la maestra y la directora. La maestra les pregunta a todos, "¿cuál es la función del agente de tránsito?", Silvito responde "comerse un huevo frito". Cuaderno de comunicaciones y citarme, "algo le pasa a su hijo".En casa le pregunto el por qué de esa respuesta y me dice "son preguntas tontas". En su mente de niño a preguntas tontas, respuestas tontas.

Por ese tiempo, recuerdo una mañana de un día sábado, le pido que cruce hasta la verdulería a llevar un pedido.

Silvito siempre fue muy alérgico, una de sus alergias a la banana. En ese tiempo (años más tarde fue diferente) el médico me indicó le diera, apenitas, el equivalente a una cucharita de café de banana, era algo así como autoinmunizarlo; meses..., hasta llegar a una banana.

Ese sábado, él lleva el pedido a la verdulería y más tarde, yo pasaba y retiraba las frutas y verduras. Cuando ve el pedido, me pregunta "¿ y las bananas?", tanto, pero tanto insistió, que le repondo "está bien, pedí que preparen 100 kg. de bananas". Vuelve de la verdulería y el Sr. Verdulero me escribe en una notita, "Sra., ¿puede pasar cuánto antes por la verdulería?". Voy a la verdulería y el Sr. Verdulero me dice "no tengo 100 kg de bananas, apenas si llego a 20; pero el lunes le envío el resto". Saquen ustedes sus propias conclusiones...

Otro recuerdo, también de los seis añitos de Silvio. Intentaré describirlo y narrarlo lo más detallado posible. Entro al baño a ducharme (estaba embarazada de los mellizos), shampoo en el cabello y todo mi cuerpo con jabón. Silvito, casi gritando y llorando "mamá, quiero decirte algo". Le respondo, "esperá ya salgo, me estoy bañando". Insiste, "ahora mamá, ahora".

Traten de imaginar este cuadro, una señora con su voluminoso abdomen, cubierta con una bata, parada en la bañera y corriendo la cortina. "Entrá Silvito, ¿qué pasa?. Mirándome a los ojos y con sus ojitos cargados de angustia me dice "¿ por qué me mentís?". "No te entiendo -le digo- en qué te miento".

"¿Me llevás a la calesita? y me decís, mañana te llevo, hoy hay mucho viento y te puede hacer daño (sufría de bronquitis asmatiformes); ¿me comprás un helado? y me decís, mañana lo compramos, hoy tenés anginas". Yo respondo, "no te miento porque cuando no tenés asma, vas a la calesita y tenés tu helado cuando tu garganta está bien". "Sí mentís, mamá". Mientras mi mente buscaba el cómo explicarle de otra manera, Silvito me dice "no te das cuenta que el mañana no existe, cuando llega ya es hoy; sí, me mentís". Salió del baño y cerró la puerta, yo petrificada en el medio de la bañera.

Regreso al pasado más cercano, el momento que pasamos juntos sigue siendo muy difícil de narrar; pero les reitero lo que les escribí en el mail, los viví muy transparentes y me sentí muy cuidada y protegida por cada uno de ustedes. En algún momento llegué a sentirlos un poquito hijos míos. No tengo dudas que Silvito, sonriendo tiernamente, nos acompañó como me acompaña en cada día de mis días.

En mi mente, Silvito dejó un mensaje para ustedes "mamá, deciles a los chicos que te mimaron como yo lo hubiera hecho y cuando Diego te abrazaba, los dos juntos te estábamos abrazando".




Mónica (juglar del reencuentro ¡gracias!), Diego, Daniel, Juan y María Paula; les regalo una tímida poesía. Sé que la compartirán con los compañeritos y compañeritas que no pudieron estar y con todas aquellas personas que siguen este blog.

Comunicándonos;
es el puente que juntos construiremos
por un mañana de sol y de lluvia.

Comunicándonos,
el sol iluminará nuestros caminos y
la lluvia nos nutrirá para seguir creciendo.
Comunicándonos;
sembraremos día a día
la huerta y el jardín de nuestros afectos.
Comunicándonos, cosecharemos
una sonrisa y una lágrima;
una tristeza y una alegría.

Comunicándonos,
con nosotros mismos y entre nosotros,
cantaremos juntos y desde el recuerdo de ese día,
UN CANTO A LA VIDA.


domingo, 15 de marzo de 2009

"Carta a mi hijo"


Pilar, 15 de marzo de 2009

Amado hijo:

Sé que tú sabes lo que te escribiré, pero quiero compartirlo con las mil personas que ingresaron a tu blog.
Hoy, en una tarde fresca, casi otoñal, y luego de una siestita (tu mamá, como siempre, con frío) miro el contador y veo el número 1000.
Tus cinco hermanos... Beatriz estaba al lado mío; a Sú y Seb los llamé por teléfono; a Juan, también, pero atendió el contestador; Vir, quien tanto me ayudó y seguirá ayudando con el blog, me contaba hace un ratito que en un momento vio 998 personas y no quiso mirar más. Se dijo así misma, "cuando llegue a mil, mamá me llama para contármelo". Y así fue.
Como dijo el poeta, "sonrío en mi tristeza y lloro de alegría".
Vienen a mi memoria tantos recuerdos...Y esos recuerdos fluyen en mi mente tan rápidamente que me veo imposibilitada de escribir uno. Despacito los iremos recordando.
Juntos supimos compartir tantos sueños y proyectos, uno de ellos la creación de la Fundación cuyo objetivo era y es mitigar el dolor de quienes solos y en soledad padecen tu misma enfermedad. No sé cuándo, pero lo lograremos y tú serás el angelito que guíe nuestros pasos.
Te cuento algo bonito, estamos invitados el miércoles 18 a la querida escuela Armenio Argentina. Nos encontraremos con tus compañeritos y compañeritas de la escuela primaria. Vir logró comunicarse con ellos ..tus compañeros de la infancia te tienen en sus corazones y eso me hace muy feliz!
Tal vez llame la atención mi primer persona del plural. Así debe ser, porque iremos juntos. Siempre estás a mi lado. Lo sé, así lo siento cada día de mi vida.
Hijito, ese día, quiero verte como aquella primera vez luego de tu partida. Que tus alitas, tan llenas de luz, y tu inmaculada ropa blanca me cobijen, me sostengan, me abracen...
Te amé, te amo y te amaré. Un beso infinito.

Mamá

viernes, 6 de marzo de 2009

"MI HIJO VIVE" (3)

Allá por febrero del año 2000, Silvito ya había cursado varias enfermedades oportunistas. No es éste el momento de escribirlas. Prontito lo haré.

Quiero detenerme unos instantes en la "demencia por VIH", progresiva y sin retorno. Me decían los profesionales, es como un "viejito"; tal vez acudían a su mente recuerdos de su infancia pero en el presente su falta de concentración era evidente. Sus movimientos lentos, su habla confusa; el día era la noche y la noche era el día. Pasaba de la depresión a la gran crisis de irritabilidad. Internaciones psiquiátricas y un chaleco farmacológico de drogas.

Quería leer y no podía, quería dibujar y no podía, quería tocar la guitarra y no podía. Tantos "no podía".

Se me ocurrió organizarle por escrito el día a día y luego lo conversábamos. Le decía "cuando puedas y tengas ganas, leé lo que mamá te escribió", el "cuando puedas y tengas ganas" significaba "cuando te puedas concentrar".

Ya les contaré cómo comenzamos ese largo proceso..., el tiempo fue transcurriendo y un día pudo escribir.
El texto siguiente es copia textual de uno de los cuadernos en los que Silvito escribía sus actividades y rutinas.

"Entre las seis y las seis y media de la tarde observe el roble. Esta hermoso con esa copa frondosa que da una sombra barbara.
Cuando pasaba caminando desde el fondo hacia el frente el sol parecia saludarme a traves de las ramas como si fueran flayes fotograficos que era el paso de la luz a la sombra de la sombra a la luz y asi susesibamente.


No vi pajaros. Le pedia a Dios que me mostrara uno para poder regalarle esa imagen a mi madre. En cambio me mostro un nido de ornero quizas se una señal de que podre ver muchos mas pajaros que estan por nacer y que aprenderan a volar y podre describirle esas aves a mi madre. No los vi pero si pude oirlos.



Mas tarde obstinado volvi a obserbar el Roble tenia que ver un pajaro si o si le volvi a pedir a Dios "Dios por favor te pido que uno de ellos se pose sobre una rama del roble" "para poder descrivirselo a mi madre como regalo"



Y vi un pajaro no sobre el arbol sino en nuestro terreno; un momento despues otro paso volando sobre la copa y finalmente un hornero triunfalmente se sento en una rama del roble. Me aserque despasito para observarlo bien me parece que era un hornero finalmente emprendio vuelo hacia el horisonte.


Pta: 1) El roble esta lleno de bellotas

2) El pajaro se poso en el roble a las 18,54 hs"



Cada día miro el roble y cada día recuerdo las palabras de Silvito.

Es un árbol de más de cien años y en primavera y verano es una galería natural.

Bajo su sombra la familia conversa, comparte una rica comida, algún mate, agua fresquita del pozo. La casa recupera un espacio de convivencia.

Hoy sus hojas se están tornando amarillentas, el otoño se acerca.

El milagro de un árbol, nuestro anciano roble. En primavera y verano cubre la casa con sus hojas, nos aisla del sol y del calor. En otoño e invierno sus hojas caen y el sol abriga la casa.

Silvito amaba la naturaleza, no permitía que una colilla de cigarrillo quedara en el jardín; no quería que se cortara una flor, "mamá la cortás para ponerla en algún recipiente y estás apresurando su muerte, dejala en la planta, vivirá mucho más". En presencia de mi hijo no se podía colocar ningún químico para hormigas y otros insectos.

"El hornero se posó un instante en la rama del roble"; cada uno de nosotros, por un instante de tiempo está aquí. Después emprendemos vuelo.

En estos momentos, mientras escribo, imagino que Silvito bajó a una nube y está jugando con el hornero.

Me mira y me sonríe y me dice "madreselva (así me llamaba él) cuando llegue tu día, volveré a la nube y tomados de la mano te acompañaré hacia la eternidad".